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Brisket de cultura

 


Estudio revela que el hombre cocinaba pescado hace más de 15 mil años



A los ancestros del hombre moderno, hace 780 mil años, les gustaba el pescado bien cocido, revelaron investigadores israelíes en un estudio publicado el pasado lunes, que, según ellos, corresponde a la primera evidencia del uso de fuego para cocinar. «Era como estar frente a un rompecabezas, con cada vez más información hasta poder contar una historia sobre la evolución humana», explica Irit Zohar, la principal autora del estudio publicado en la revista Nature Ecology and Evolution.




 Combaten enfermedades respiratorias con ciencia y educación Aún se sabe muy poco acerca de las costumbres alimenticias de los primeros humanos. La investigación recuerda que las primeras «pruebas definitivas» del uso de la cocción se hallaron hace 170 mil años con los neandertales y los Homo sapiens.






 El lugar, cerca de la orilla del río Jordán, albergaba anteriormente un lago. Los investigaron hallaron fósiles de peces, que les ayudaron a investigar el origen de la cocina como la conocemos hoy. PUBLICIDAD La primera pista vino de una zona que no contenía «casi ninguna espina de pescado», pero sí muchos dientes, explicó Zohar. Esto podría apuntar a la cocción, ya que las espinas de pescado se ablandan y desintegran a temperaturas inferiores a los 500 grados Celsius, pero sus dientes permanecen. Las espinas de pescado podrían haber desaparecido perfectamente en un incendio, explica Anaïs Marrast, arqueozoóloga del Museo Nacional de Historia Natural de París.

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 «Toda la cuestión de la exposición al fuego es si se trataba de deshacerse de los residuos o del deseo de cocinar», explicó. Otro indicio es que la mayoría de los dientes pertenecían a solo dos especies de carpa especialmente grandes, lo que sugiere que habían sido seleccionadas por su carne «suculenta», según el estudio. Algunas de las carpas medían más de dos metros.


La Casa de las Águilas del Templo Mayor reabre al público

Se abrió al público La Casa de las Águilas en el Templo Mayor, cuya techumbre colapsó el 28 de abril del año pasado, poniendo en riesgo los restos policromados de banquetas de estilo neotolteca y pisos de estuco originales, muestras únicas del estilo artístico mexicano. En ese momento, para evitar que fueran dañados y salvaguardar los bienes arqueológicos, se estudió la forma para retirar la cubierta vencida de más de 22.5 toneladas de peso.
Lo primero que se hizo fue colocar una cubierta temporal para proteger el espacio, mientras se fabricaban las partes de la techumbre que sería la definitiva, apenas se concluyó, se instaló durante los meses de abril a junio de este 2022. 


En museo de Viena, ambientalistas rocían con líquido negro una obra maestra de Klimt El monto total del pago de seguro fue de 14 millones de pesos más IVA, con lo que se cubrió el pago del sistema de tridilosa con láminas galvatecho con 12 soportes, que tendrán una garantía de 15 años en promedio. Quien acuda al Centro Ceremonial Mexica, también se encontrará con una nueva reja perimetral, más alta que la anterior, pagada por la autoridad del Centro Histórico. Ahora toca el turno de hacer el cambio de cubiertas de la etapa II del Templo Mayor y los templos norte y sur.




 «Estos trabajos serán realizados en lo que resta de este año, debido a una ampliación presupuestal que ofreció la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto. Esperamos terminar durante el primer semestre de 2023, además de que se está realizando la modernización de la infraestructura eléctrica». En su intervención, Alejandra Frausto se refirió a la razón por la cual llevó tanto tiempo levantar la cubierta colapsada: «este sitio sagrado se había acostumbrado a ese peso, se tenían que hacer unos estudios e ir moviendo como con una filigrana cada espacio, y levantando poco a poco, midiendo que no se dañaran los vestigios. Entonces es una infraestructura moderna que preserva un vestigio ancestral, por eso llevó tanto tiempo, no es una cuestión de dinero, sino de especialidad».









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